viernes, 29 de junio de 2012

Del amor y el paro

No corren buenos tiempos para el trabajo, todos lo sabemos. Pero... ¿y para el amor?.


En la manada he podido ver la relación paro-amor en directo.


Yo siempre he pensado que si un papá que no está en casa, porque se pega el día trabajando (por supuesto, hablamos del superpapá) se quedara en paro, sería el principio del fin.


Y me equivoqué.


Superpapá siempre me ha parecido un tío sin sangre. Tiene buena planta, pero ya está. No tiene nada más.


No tiene voz, no tiene gracia, no tiene chispa, ... no tiene sangre.


Es el típico hombre que se casa porque si no ¿qué hace?.


No se parece en nada a Supermamá, por supuesto.


Ah, pues igual es eso. Supermamá le absorbió todo su ser en la luna de miel y por eso siguen juntos, porque superpapá sin supermamá ¿quién es?.


El caso es que un buen día deduje que superpapá estaba en el paro.


Vale, vale, llevaba casi un mes viéndolo con el tractor, pero es que hace años desarrollé un sistema de desconexión cerebral que se me ha ido de las manos y se me conecta solo en cuanto detecta el más mínimo riesgo.


A lo que vamos. Superpapá participa en todas las tareas relacionadas con el cuidado y la crianza de los cachorros: los llevaba al cole, los recogía, ahora los lleva a la piscina, se baña con ellos, los ignora igual que supermamá... Todo, todo igual menos los gritos.


Pero claro, es que superpapá no tiene voz ni sangre.


El otro día estábamos en la piscina, en las toallas, tomando el sol.


Supermamá miraba como superpapá jugaba al fútbol con Alberto (Madrid-Granada).
De repente, superpapá mete un gol y se tira en plancha encima de supermamá.
Supermamá, que es muy discreta, dice a voz en grito:


-"¿Pero estás tonto o qué? ¡Qué te me has tirado encimaaaaa!"




Y ayer, sin ir más lejos, superpapá pasó por detrás de supermamá y le dio un cachetazo en todo el trasero. Por si no lo habíamos oído, supermamá informó:


-"¡Pero que cachetazo me has dado en todo el culooooo!"




He de decir que me alegra ver que me he equivocado con superpapá y que si tiene sangre. De vez en cuando se abrazan en la toalla, se susurran al oído, se miran embobados,...


La magia se pierde cuando supermamá se empeña en mantener informado a todo el pueblo de que superpapá ama a supermamá.


No sé si el hecho de estar en el paro ha avivado, perdón, ha sido la transfusión que necesitaba superpapá, pero espero que todas las relaciones del mundo se activen en positivo cuando llegan malos tiempos, porque las penas con pan, son menos penas



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