viernes, 6 de julio de 2012

Nacidos para ganar

Nacemos para ganar.


Ser el más alto, el más guapo, el más listo, llegar más lejos en el trabajo, tener la mejor casa, poseer el primero lo último en tecnología,...


Lo importante es ganar, no participar.


A mí, en esta carrera, lo que me gusta es participar. He de reconocer que no me molesta en absoluto pillar algún punto en una meta volante, porque es verdad que a todos nos gusta ganar. Pero en el cómputo final, a mi me gusta participar.


Quiero que a Love le guste participar más que ganar.


En verano, una de las actividades que hay en la piscina en cursillo de natación. Este año hay tres niveles. 
El monitor es un chico joven, muy agradable y con muy buena mano para los niños.


Con el grupo de 3 a 5 años va de uno en uno, dándoles confianza.


Con el grupo de 6 a7, afianza la seguridad que tienen en si mismos.


Con el grupo de 8 a12 va a saco. Les hace trabajar duro. Ir y venir, ir y venir.


El otro día me asomé a ver que hacían: mano derecha agarrando un churro y mover el brazo izquierdo, a la vuelta al revés.


Aunque se trata de perfeccionar, Francisco no hacía más que competir. El monitor le llamó la atención un par de veces:


-"No es una carrera, rota bien el brazo."


No mola.


Si lo hago bien, no gano. Y si no gano, pierdo.


Se cruzaba delante de sus compañeros, cerrándoles el paso, para asegurarse que nadie le adelantaba. Y cuando llegaba al bordillo, miraba con aire de superioridad.


Pensé que ha sido así todo el año.


Me imagino que conoceréis la historia de Aitana, una niña de Tarazona enferma de corazón que necesitaba una operación muy costosa, no recuerdo si en E.E.U.U. o en Inglaterra. Para poder financiarla, sus padres pedían la colaboración de todo el mundo en forma de tapes de plástico.
Una de las profesoras del C.R.A. era de Tarazona y pensó que sería muy bonito que los niños participaran, así que en todos los pueblos había una caja.


De repente supermamá empezó a traer bolsas y bolsones de tapes de plástico todas las semanas.
Por si llegabas tarde a la puerta del cole, ella misma se encargaba de decirte el tamaño de la bolsa de esa semana.


¡Que más da! Todos iban a parar al mismo montón. Las bolsas no llevaban nombre.


Pero supermamá tiene la necesidad de llegar al bordillo y mirar con aire de superioridad.


Yo he disfrutado participando de esta iniciativa de los papás de Aitana. He disfrutado haciendo lo que me gusta hacer en esta vida: participar. Y ese es mi premio


Hay otros, sin embargo, que han nacido para GANAR.